Una docena de ancianos se benefician de un programa de pequeñas reparaciones domésticas puesto en marcha por el Ayuntamiento y Vicepresidencia de la Xunta.
La sustitución de la bañera por una placa de ducha con un asiento y una barandilla ha sido la primera obra del programa de reparaciones en los domicilios de personas mayores que ha puesto en marcha el Concello, en colaboración con la Vicepresidencia de la Xunta. María del Carmen Iglesias, una mujer de 75 años, es la primera beneficiada de esta actuación, que en lo que va de mes ha llegado a doce hogares coruñeses. En total, el Concello ha invertido en este programa 99.000 euros, cantidad que, según anunció la concejal de Asuntos Sociales, Aurora Moinelo, se incrementará en el próximo ejercicio.
La mujer agradeció esta reforma en su domicilio y confesó que con su antigua bañera tenía que levantar una pierna para meterse dentro y le daba mucho miedo resbalar. Iglesias reconoció que en su casa se necesitan otras mejoras, pero manifestó que "no hay que ser egoísta".
El principal deseo de la septuagenaria es el de instalar un ascensor en su edificio: "Me las veo y me las deseo para subir hasta el tercer piso en el que vivo, pero hay algunos vecinos que no quieren el ascensor y no se puede hacer nada", comenta resignada.
El Concello tiene sobre la mesa una lista de espera con otros 21 usuarios que disfrutarán de reformas en sus viviendas en lo que queda de año. En 2007 se establecerá una convocatoria con los requisitos mínimos para acceder a este programa de reparaciones. Los interesados deben ser mayores de 65 años o bien tener un nivel de dependencia determinado. Las personas que soliciten estas obras deberán contar con escasos recursos económicos y demostrar ante los técnicos municipales que la reforma es necesaria para mejorar su calidad de vida.
María del Carmen Iglesias vive en su domicilio del número 257 de la ronda de Outeiro, en las llamadas Casas de Franco, desde hace más de 40 años. Es viuda, está sola y, además, padece, entre otras dolencias, artritis, artrosis y asma, por lo que el médico le recomendó que solicitase un servicio de asistencia a domicilio. Esta ayuda se la presta una chica que le ha enviado Cáritas. Iglesias es además beneficiaria del servicio de teleasistencia, con el que sólo necesita descolgar el teléfono para ser atendida por la Cruz Roja: "Lo tuve que utilizar una vez, un día que me caí en casa, pero si estoy mala en cama me llaman para saber cómo estoy".
El servicio de comidas a domicilio es otra de las iniciativas públicas de las que disfruta Mari Carmen Iglesias. Este programa municipal fue puesto en marcha en noviembre y cuenta con 70 usuarios aunque, según las previsiones del Ayuntamiento, en 2007 llegará hasta los 120 beneficiarios. El año que viene, el programa contará con un presupuesto total de 213.000 euros.
La Opinión, 21 de diciembre de 2006
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