Esta es una noticia que fue publicada por la prensa en octubre de 2009, pero dado su interés nos pareció adecuado recogerla aquí a posteriori.El proyecto supone una clara apuesta por el ocio inclusivo.
Manu Mediavilla | Colpisa
España tendrá el 3 de diciembre su primer cine totalmente accesible para personas ciegas, sordas o con cualquier otra discapacidad.
Y como prólogo de esa buena noticia, esta semana se celebra el IV Ciclo La mirada que integra, que se ha ganado a pulso el título de «el más accesible que se hace en el país» y que lleva por lema Asómate a la discapacidad.
Con el proyecto de Ley Audiovisual en tramitación parlamentaria y la televisión digital terrestre en fase decisiva de implantación, el director de ese ciclo cinematográfico, José Luis Fernández Iglesias, denunció este lunes las «carencias importantes de accesibilidad» de la TDT y los «plazos excesivamente largos» previstos para garantizarla en todo el ámbito audiovisual.
En este contexto, el arranque del primer cine comercial plenamente accesible (el madrileño Roxy B) supone una apuesta clara por el ocio inclusivo, máxime cuando el sistema utilizado permitirá disfrutar de la película a la vez a personas con y sin discapacidad.
La fecha de «estreno» elegida, Día Mundial de las Personas con Discapacidad, está cargada de simbolismo, y más aún en vísperas del tercer aniversario de la Convención de Derechos de ese colectivo aprobada por las Naciones Unidas, que España ha sido uno de los primeros países en ratificar. De hecho, como apuntó Cristina Rodríguez-Porrero, directora del Centro Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT, dependiente del Imserso), el Gobierno deberá presentar ya su primer informe anual sobre su cumplimiento.
Sistemas para «ver» y «oír»
«Queda mucho trabajo por hacer», reconoció Rodríguez-Porrero, para que la Convención sea una realidad. Pero iniciativas como La mirada que integra han ido abriendo camino hacia la normalización de los derechos del colectivo a la información, la comunicación y el ocio.
Y con la total accesibilidad como seña de identidad: audiodescripción (una voz en off aprovecha los espacios sin diálogos para contar lo que pasa en la pantalla) para personas ciegas; subtitulado especial para personas sordas que narra sonidos, música y conversaciones; bucle magnético para que la banda sonora llegue sin distorsiones a los audífonos e implantes cocleares; programas en Braille para invidentes, y de fácil lectura para personas con discapacidad intelectual; lengua de signos para presentaciones y mesas redondas; y, por supuesto, ausencia de barreras físicas para quienes tienen problemas de movilidad.
La primera jornada de este IV Ciclo sobre Cine y Discapacidad permitió comprobar que la plena accesibilidad es posible. Alberto Daudén, a quien su ceguera ha acostumbrado a ir acompañado al cine para poder «preguntar alguna duda, sobre todo al principio de la película», y completar su percepción auditiva de «voces de personajes, banda sonora y ruidos», pudo seguir hoy la proyección con mayor facilidad gracias a la audiodescripción. Y elogió que el primer cine comercial accesible «no sea una sala exclusiva para personas con discapacidad; hay que huir de eso».
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Etiquetas: accesibilidad, ceguera, discapacidad, personas sordas