Zapatero anuncia que la lucha contra la miseria será «prioritaria» cuando España presida la UE en 2010.
Colpisa Rafael Herrero
La reunión de alto nivel sobre seguridad alimentaria concluyó con compromisos políticos, pero sin una hoja de ruta clara y precisa para luchar contra la hambruna de los países pobres. El aldabonazo económico lo dio el presidente del país anfitrión, José Luis Rodríguez Zapatero, quien durante el acto de clausura anunció que España aportará mil millones de euros en el próximo quinquenio para combatir el hambre en los países más vulnerables. Unos recursos económicos que se suman a otros 500 millones que nuestro país destinará durante el periodo 2008-2012, ya anunciados durante la cumbre de Roma celebrada en julio de 2008. El jefe del Ejecutivo español comprometió, además, su palabra en que la lucha contra la miseria y la promoción de la ayuda al desarrollo serán «ejes prioritarios» de la gestión de España cuando presida la UE, durante el primer semestre de 2010.
La Declaración de Madrid, donde se plasmaron los acuerdos alcanzados en esta conferencia, no aportó novedades relevantes a la hora de adoptar medidas contra la desnutrición en el mundo. Si acaso, la decisión de promover la futura creación de una Alianza Global para la Agricultura, la Seguridad Alimentaria y la Nutrición. Esta iniciativa persigue que en el proceso de consultas no sólo estén representados los países desarrollados y emergentes, sino también organizaciones de la sociedad civil, de agricultores y el sector privado, además de las de carácter internacional o regional.
En la declaración, los 126 países asistentes al encuentro reafirman sus esfuerzos para conseguir que en 2015 se reduzca a la mitad el número de personas que padecen hambre, cumpliendo así uno de los principales Objetivos del Milenio. Además, se muestran convencidos de la «urgencia de redoblar» los recursos financieros y la Ayuda Oficial al Desarrollo, en particular en relación a «la nutrición, alimentación, agricultura y programas relacionados con la lucha contra el hambre». En suma, admiten que «todavía queda mucho por hacer» pero son conscientes de que habrá que poner sobre la mesa «financiación adicional» para combatir las lacras que atenazan a los países en desarrollo.
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