Las llamadas de apoyo a los damnificados de Haití inundan la Cruz Roja coruñesa

Abel Peña

Estos días, la centralita de la sede de Cruz Roja en la calle de Curros Enríquez hierve de actividad. Las telefonistas reciben cada hora docenas de llamadas de personas que quieren realizar donaciones que sirvan para ayudar a los damnificados del terremoto que sacudió Haití la semana pasada y que sólo dejó un montón de escombros y un montón aún mayor de muertos: Hasta 100.000, según cifras oficiales. El trabajo de las operadoras se ha multiplicado por cuatro.

“En realidad, las llamadas van al centro de comunicación de Madrid, pero como se han visto desbordados, las desvían hacía aquí”, explica Juan Redondo, director de Cooperación Internacional de Cruz Roja en A Coruña. La de Curros Enríquez es una de las cinco sedes con las que la organización humanitaria cuenta en toda España, pero también ésta empieza a verse desbordada por las constantes llamadas de gente deseosa de ayudar a los haitianos que lo han perdido todo en el desastre.

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