4.12.09

El traductor del gesto

Miércoles 23 de septiembre de 2009

El Ayuntamiento implanta un sistema que permite a las personas sordas comunicarse con los funcionarios para realizar trámites administrativos

De las notas que necesitaba escribir hace una década para lograr que el funcionario le entregara el padrón a un sistema informático que aprovecha internet para facilitar la comunicación de las personas sordas con la administración. El presidente de la federación de asociaciones de sordos estrenó ayer Bildo, un sistema que el Ayuntamiento ha implantado en el Palacio Municipal, el Fórum y la Franja
MARCOS MOSQUERA
Diez años atrás, Feliciano Sola se enfrentó a la barrera de la lengua al tramitar su padrón. Tras guardar cola, se plantó ante el funcionario y ninguno entendía al otro. "Al final, tuve que comunicarme a través de notas", recordaba ayer el presidente de la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Galicia. Esa anécdota, que evidencia las dificultades de comunicación que intentan superar las más de quinientas personas con problemas auditivos que viven en A Coruña, la rememoró ayer Sola después de estrenar un sistema informático que salva esa barrera y que, vía internet, traduce al instante la voz al lenguaje de signos y el lenguaje de signos a la voz.

Los registros municipales de la plaza de María Pita, la calle de la Franja y el Fórum Metropolitano disponen del sistema Bildo desde ayer, para facilitar las relaciones de las personas sordas con la administración en trámites tan básicos como el empadronamiento, el pago de impuestos y la adquisición de la tarjeta Millennium. Este artilugio, que Feliciano Sola presentó como pionero en España, funcionará todos los días laborales de lunes a viernes de 10.00 a 14.00 horas.

Para dar servicio, Bildo necesita a una tercera persona, además de al ciudadano con problemas auditivos y al empleado municipal. Es la traductora que, desde la sede de la federación de asociaciones de personas sordas, media entre uno y otro. Al llegar a las oficinas municipales, el sordo se sienta frente a un ordenador con cámara web que transmite su imagen a la traductora. Frente a él, el funcionario, con auriculares y micrófono, escucha la traducción y responde oralmente. Esa contestación la convierte al lenguaje de signos la traductora, a la que el sordo ve en la pantalla del ordenador.
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