El olvido que sufren los enfermos mentales
Ángel Varela
Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud explican que un 2% de las personas sufren algún tipo de enfermedad mental. En A Coruña esas cifras supondrían que cerca de 4.800 personas padecerían este tipo de males. La cifra es altísima si se compara con la incidencia de otro tipo de discapacidades psíquicas. De ahí que en la Asociación Pro Enfermos Mentales (Apem) consideren que las ayudas económicas que reciben asociaciones como ellos sea claramente insuficiente.
De esa cifra, alrededor de un tercio -unas 1.500 personas- estarían necesitados de atención, ya que ni las circunstancias de su familia ni el sistema sanitario pueden dar respuestas positivas a sus dificultades para integrarse en la sociedad. Estas cifras ilustran porqué el papel de Apem es fundamental. Esta afirmación toma más cuerpo si se tiene en cuenta que esta organización atiende las necesidades de un área sanitaria que va de Fisterra a Guitiriz, lo que suma más de 550.000 personas.
Falta de visibilidad
Luis Muruzábal, presidente de Apem, explica que la falta de visibilidad social y el desconocimiento que algunas administraciones públicas tienen del alcance del problema provoca que no cuenten con los medios que necesitarían para atender la demanda existente en el campo de las enfermedades mentales. «No tenemos un rostro definido, porque a un enfermo mental no se le distingue por la calle. Además, existe un estigma histórico sobre este tipo de males, que provoca que haya mucha gente que oculta a los enfermos de su familia por vergüenza», señala. Y aquí no se está hablando de los problemas de índole psiquiátrica más leves, ya que la OMS también señala que entre un 15% y un 25% de la población mundial sufrirá en algún momento de su vida algún tipo de enfermedad mental. «Hay que tener en cuenta que hasta 1986, estos pacientes no estaban dentro del sistema sanitario, ya que los hospitales psiquiátricos dependían de diputaciones y ayuntamientos. Con los años se ha avanzado mucho con los psicofármacos y con el aumento de profesionales preparados. También se ha comprendido la importancia que tiene para los enfermos su socialización», explica.
Etiquetas: dependencia, discapacidad, discriminación, ONG
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