11.10.07

El orgullo sordo

El Parlamento aprueba por unanimidad el reconocimiento de la lengua de signos
JUAN G. BEDOYA

Por fin, la lengua de signos. Después de décadas "de esfuerzo y frustración", la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) recibió ayer con júbilo la aprobación por las Cortes, en votación unánime del Senado, de la lengua natural de las personas sordas. "No es el remedio inmediato para siglos de discriminación, pero sí una potente herramienta para derribar muchas de las barreras de comunicación existentes", dijo su presidente, Luis J. Cañón.

El orgullo sordo, como se conoció en EE UU, hace algo más de 50 años, el movimiento en favor de "la soberanía existencial" de las personas sordas -y de otros muchos colectivos marginados-, se basó en investigaciones lingüísticas que demostraban que la lengua de signos posee todas las características propias de las lenguas y la misma funcionalidad para pensar, comunicar y manejar conceptos.
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